martes, 21 de abril de 2015

Liderazgo sólido y eficaz

Para lograr que su empresa crezca, además de los requisitos en cuanto a calidad de la ejecución de actividades fundamentales que ya hemos planteado en los 8 puntos (ver acá), se necesita un liderazgo fuerte. 

¿Qué hacer para consolidar su posición y mejorar la posibilidad de éxito de sus planteamientos?

Responder a esta pregunta es dar vida a la imagen de líder como la persona que inspira y comunica, de una forma que los demás la siguen con entusiasmo.

De no darse esta imagen, queda por fuera el dueño de la empresa, el jefe autoritario o el que más grita y órdenes da, quienes tradicionalmente se han considerado como “líderes” de la organización. Sólo lo serán si logran que los colaboradores los sigan por convicción, no por miedo o falso respeto.

El responsable de dar impulso a las ideas y proveer la energía para que se mantengan en movimiento es ese líder. 

Necesita contar entre sus habilidades la de comunicar con claridad, comprometer a las personas con objetivos, tareas y actividades, dar energía a los demás, inspirar a todos, persuadir a los que dudan o se opone, establecer relaciones y construir confianza entre todos los integrantes de un grupo.

Un buen líder entiende y acepta que las empresas están conformadas por personas falibles y que cambian con el tiempo, tanto en habilidades como en comportamientos.

Para dar vida a lo necesario para sembrar y hacer crecer una iniciativa de cambio que lleve a la empresa por el camino del crecimiento, el líder debe orientarse en forma prioritaria hacia las personas, sus actividades, relaciones y desempeño en el camino hacia el objetivo trazado en la visión. 

Estará pendiente de todos, ayudando a superar obstáculos, creando una cultura de responsabilidad por los resultados y siempre pendiente de mantener un ambiente de trabajo profesional y positivo.

Un dirigente desconectado y poco interesado, que deje solos a sus colaboradores y no les ayuda a desarrollarse y crecer, será negativo para la organización.

El líder no debe ser necesariamente un experto en el negocio, mercado, ni productos o servicios ofrecidos. Una comprensión general será suficiente.

Son muchos los casos de empresas de todo tamaño y casi cualquier cultura que salen de estancamiento o problemas y entran en etapas de éxito, con líderes “importados” de otros sectores.

Por esto, no es necesariamente válido aceptar argumentos de algunos dueños y administradores de empresa que proclaman que ellos son quienes conocen el negocio hace muchos años y por eso son los llamados a sacarlos adelante y hacerlos crecer.

Si no tienen los atributos de líderes, con la definición dada, es probable que no tengan éxito.


¿Cómo proceder?

La primera tarea del empresario es hacer una auto-crítica y determinar si tiene lo necesario para que sus colaboradores se inspiren y lo sigan con convencimiento. 

Si no encuentra una respuesta positiva pero tiene claridad del camino a seguir, lo mejor es que busque, entre sus colaboradores o por fuera, una persona que tenga los atributos de líder y forme con ella una coalición. A pesar de que implique ceder la posición “del que manda”, hágalo por el bien de la empresa.

Usted, o ese líder que consiga, debe, inmediatamente asuma el control o inicie un nuevo programa o actividad, declarar qué se propone y espera de la organización. Esté atento a la respuesta que den a esta declaración.

Nunca caiga en la falsa ilusión de “por se quién soy, van a aceptarme y seguir lo que diga”. Alístese a pelear para mantener firme su posición. En toda organización hay personas que se alinean con usted de inmediato y otros que no. Busque, por todo los medios, lograr que todos, incluso los resistentes y reacios, se alineen con la visión establecida.

En empresas pequeñas lograr que todos entiendan las nuevas ideas es relativamente fácil. En empresas de mayor tamaño, dónde algunos de los colaboradores han logrado ciertas posiciones de poder y control, puede ser más difícil. Incluso, algunos pueden decidir renunciar e irse. 

No descarte el intento de hacerlos cambiar de opinión, escuchando sus argumentos y buscando lugares comunes de entendimiento. Sin embargo, no es bueno ceder en su posición. Si su oposición no tiene reversa, déjelos ir en forma amistosa. Puede que pierda un recurso valiosos pero abre espacio para sus ideas.

Rescate, resalte y apoye todo lo que se está haciendo actualmente, que va en igual o similar dirección al camino que desea seguir. Sólo después de hacer esto, empiece a cambiar lo que encuentra que no funciona.

Convierta todo en procesos y procedimientos que creen cultura y hábito. Con indicadores convenientemente establecidos, sus colaboradores –y usted– sabrán en todo momento cómo lo están haciendo. Esa confirmación es importante para construir la confianza en el nuevo camino.

Siempre debe estar atento a los resultados, al nivel emocional y la motivación de todos en la empresa. Las presiones y la aprensión que causa lo desconocido puede generar tensiones, malos genios, actitudes inadecuadas e incluso, hacer que los que antes estaban con usted, cambien de opinión. Mucha comunicación y diálogo son necesarios.


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